En la Semana de la lactancia materna debemos hablar sobre
el valor que tiene dicha práctica, tanto en la salud del bebé como el lazo
afectivo entra ambos. La importancia
de la alcanza niveles sorprendentes, ya que se trata de uno de los
elementos más trascendentes para la vida humana no sólo en términos
nutricionales, sino fundamentalmente por los componentes afectivos y vinculares
que rodean al acto del amamantamiento.
Como ocurre con todos
los mamíferos, las primeras semanas de vida en los seres humanos son marcadoras
esenciales de los acontecimientos futuros. Las necesidades estructurales y
funcionales del cerebro y de otros órganos resultan particularmente exigentes
en la primera infancia. La leche materna se caracteriza por
brindar el exacto equilibrio de macro nutrientes (proteínas, hidratos de
carbono, lípidos), vitaminas, minerales y elementos traza que se requieren para
un adecuado desarrollo anatómico y funcional del niño.
Por
otra parte, en la leche materna se encuentran también anticuerpos
protectores contra gran cantidad de infecciones virales y bacterianas. Dado que
el sistema inmunológico de los recién nacidos sólo alcanza su madurez plena
hacia los seis meses de vida, la lactancia actúa como una modalidad de
inmunización pasiva semejante a ciertas vacunas, confiriendo así protección
plena ante distintas enfermedades transmisibles.
En otro orden, otro elemento que permite demostrar la importancia de la lactancia materna es su mínimo o nulo efecto antigénico. En términos simples, dado que sus componentes son de origen biológico humano, la posibilidad de aparición de alergias es prácticamente inexistente; por el contrario, el uso de leche bovina o de otros animales en las primeras semanas de vida puede provocar alergias de leves a graves, que incluso pueden signar enfermedades como la atopía o el asma para los años venideros. Su importancia en este sentido es tal que se estimula la conformación de los bancos de leche materna para aquellos niños que no tienen acceso directo al amamantamiento por parte de sus propias madres.
En otro orden, otro elemento que permite demostrar la importancia de la lactancia materna es su mínimo o nulo efecto antigénico. En términos simples, dado que sus componentes son de origen biológico humano, la posibilidad de aparición de alergias es prácticamente inexistente; por el contrario, el uso de leche bovina o de otros animales en las primeras semanas de vida puede provocar alergias de leves a graves, que incluso pueden signar enfermedades como la atopía o el asma para los años venideros. Su importancia en este sentido es tal que se estimula la conformación de los bancos de leche materna para aquellos niños que no tienen acceso directo al amamantamiento por parte de sus propias madres.
Se destaca que
la relevancia de la lactancia como vínculo afectivo es quizás
aún mayor que la puramente nutricional. En efecto, el contacto entre la madre y
el niño que se vehiculiza durante el acto de mamar fortalece el lazo entre
ambos, brinda particular confianza al niño y genera en la madre un incremento
de su unión con el pequeño. Tanto en función de su importancia en la
alimentación como en términos de su valor vinculante, se propone no
interrumpir la lactancia, en lo posible, antes de los seis meses de vida, para
lograr los resultados más apropiados para esta ancestral y prodigiosa forma de
relación humana.
Información Tomada desde: http://www.importancia.org/lactancia-materna.php#ixzz39nkQ8dgH
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