Saludos amigos, en el capitulo
anterior hablamos un poco sobre quienes somos, que somos y que vinimos hacer a
este mundo, ciertamente todos somos parte de la experiencia de vida de todos,
esto, claro está, si lo permitimos y creamos desde nuestro interior; también habíamos adelantado que en este
capítulo hablaríamos un poco sobre tres roles fundamentales que coexisten con
nosotros y que de alguna manera estamos inmersos en ello, tales como: ser la
víctima, el victimario o el salvador.
Ante las diferentes situaciones que
se presentan en nuestra vida, existen tres formas de reaccionar, que por
naturaleza humana, nos empeñamos en actuar. Rol de víctima, victimario y
salvador".
Tanto en las áreas familiar, (padres, hijos, pareja etc), social,
personal, laboral y/o profesional. Este triangulo de roles o papeles es
transformable con tendencia a mutar cuando se es víctima, se convierte en algún
momento en victimario, y más tarde según las circunstancias en salvador, o viceversa
no guarda ni mantiene un orden especifico, lo verdaderamente importante a
resaltar de la triada es que caemos en un círculo vicioso que aparenta no tener
salida y nos estanca en dramas permanentes que se manifiestan una y otra vez en
nuestra existencia. Definamos a cada rol. Comencemos por el de la Victima, es
cuando todo lo que nos ocurre es culpa de los demás, siempre intentamos dar
lastima y por lo general sale a flote la expresión pobrecito yo, porque a mí,
siempre me ocurre esto o aquello, El
papel de víctima es sin duda el más común de los tres y le entrega a otros las
decisiones de su vida y con ello tener siempre a quien seguir culpando, este
estado crea una poderosa adicción, que es fomentada por las otras personas que
están en nuestro entorno. “Pobretear” a alguien, es de las actitudes que
tienden a perpetuar ese estado de victimización. Fácilmente olvidamos el enorme
poder que tienen nuestros decretos hablados.
El papel de
verdugo o rol del victimario, es el resultado natural del anterior.
Generalmente los verdugos surgen a consecuencia de las víctimas, no al revés. A
diferencia de la anterior postura, el verdugo casi nunca es consciente de que
lo es y cree estar actuando acorde a las circunstancias. La víctima crea al
verdugo, al otorgarle poder sobre sí mismo, sea real o voluntario. Un caso de
verdugo real, sería un jefe abusivo y sobre-exigente. Un voluntario podría ser
la pareja.
El rol del salvador, es
la persona que busca como su nombre lo indica salvar a la víctima, esto nos trae
varias cosas, en primer lugar no permite que la persona que está viviendo desde
el rol de la víctima, no se pueda defender, en segundo lugar y consecuencia del
primero reafirma este rol en el individuo y este a su vez reafirma el del
victimario y hace que este círculo viciosos siga fluyendo, dicho de otra
manera, Los rescatadores o salvadores se convierten en
víctimas cuando no reciben el cuidado que esperan, o cuando las víctimas
rechazan sus cuidados, y se convierten en persecutores, por ejemplo, negando los
cuidados que solían dar. Inconscientemente,
un salvador tiene miedo a quedarse solo, y por tanto aceptan una relación de
codependencia. De hecho, necesitan de
una víctima que les
necesite para sentirse valiosos. Sin embargo, esto crea una espiral descendente:
la víctima siente que no puede hacerse responsable, y el rescatador lo confirma
al rescatarlo, lo cual hace que la víctima no se haga responsable de sus actos
y necesite de ser rescatado.
Vivir en el triángulo hace nuestra vida dolorosa; dado
que no tomamos responsabilidad sobre nuestra ella y nuestros actos (aún el
rescatador, que se hace cargo de otros, niega hacerse cargo de sí mismo),
vivimos reaccionando a lo que nos pasa, o a cómo otros nos tratan y lentamente
vamos olvidando que somos seres creadores y que podemos ser espléndidamente
felices liberándonos de esta peligrosa triada.
En última instancia, somos responsables de nuestra
propia existencia y mientras más tardemos en comprenderlo, más tardaremos en
tomar las riendas de nuestra vida. Siempre procuremos rodearnos de personas que
comprendan que somos responsables de nuestras circunstancias y que nos permitan
tratarlas del mismo modo.
En lugar de ser la víctima, el verdugo o el salvador,
¿por qué mejor no convertirnos en los arquitectos de nuestro propio
destino?" Asumamos responsablemente nuestra vida, un papel o rol que
verdaderamente nos potencializa, nos permite salir de nuestras propias
limitaciones y tener una visión flexible y abierta frente a las circunstancias,
con total aceptación pero con gran intención de cambio, recuerda siempre si yo
lo cree, también lo puedo cambiar y esto solo se da cuando asumimos 100% la
responsabilidad de nuestra vida!.
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