Hacia el
este de Tinaquillo se consigue la parte más alta de sus alrededores, el cerro
“El Amparo”, llamado ahora “El Cerro de la Torre”, en alusión a la elevada
estructura metálica levantada allí por la C.A.N.T.V. Dispersos en esas
serranías se encuentran varios caseríos, entre ellos: Amador, El Amparo,
Garrido y otros.
Fue en
esta zona donde ocurrió hace muchos años un hecho terrible, que atemorizó a
todo el distrito. Un tigre mató a una muchacha que había salido a buscar agua
en el jagüey. Sólo le comió los senos y las partes genitales, no tuvo otras
heridas, aparte de un zarpazo en la cadera. Cuentan que la joven había referido
algunas veces que la perseguía un tigre, que veía a lo lejos pero que no hacía
intentos de atacarla. Luego desaparecía en silencio. Un anciano que se
encontraba en un grupo de personas que comentaban esta desgracia, dejó escapar
el siguiente comentario:
.-El de
esa vaina es un tigre “mojáno” .-
Sacié mi
curiosidad preguntando a todo el mundo, a mi mamá, mis tíos, mis hermanos y muchas
otras personas, ¿Qué era eso de un tigre mojáno?; pero nadie me dio una
respuesta satisfactoria.
Muchos
años después oí contar a un joven de Amador que trabajaba de obrero en esta
comunidad:
.-Allá en
el campo está saliendo un tigre mojano. Mi tío Simón, Don José y Don Miguel, le
están montando cacería a ver si descubren el “sitio de cambio” y le roban las
reliquias para acabar con esa amenaza. Intrigado, me hice amigo del joven y un
día le pregunté qué era un mojano. Esto fue lo que me contestó:
.-Mi abuelo
dice que un mojano es una persona mágica, que a través de oraciones, reliquias
e invocaciones, logra transformarse en animal, casi siempre en tigre o león. En
el sitio donde se transforma deja la ropa y las reliquias escondidas, porque
sin estas últimas no puede volver a su forma humana. Casi nunca atacan a los
humanos, aunque algunas veces hacen sus víctimas a muchachas bonitas, a las que
sólo le comen los senos y los genitales. La mayoría de los mojanes se comportan
como fisgones, frecuentando los ríos donde acuden a lavar o a bañarse las
mujeres del campo. Otras veces su poder le sirve para esconder su figura
convirtiéndose en cualquier animal.-
Historias
como ésta, oí contar en otras regiones de Carabobo y Falcón, como relatos de
velorios.
¡Nunca oí
hablar de tigras mojanas!
Libro huellas de Tinaquillo Felix Monsalve
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