Según
el Diccionario de la Real Academia Española la palabra Omnipresencia significa <Presencia
a la vez en todas partes, en realidad condición solo de Dios>. Mientras que
la palabra Omnisciencia significa <Conocimiento de todas las cosas reales y
posibles, atributo exclusivo de Dios>.
Muchas
personas quizás conocen el significado de cada una de estas palabras, otros la
profesan como algo común, pues son sencillas de comprender. Sin embargo la
humanidad no se detenido en meditar la plena y majestuosa Omnipresencia y Omnisciencia
de Dios.
Meditemos
en lo que el salmista David también conocido como el <Músico Principal>
dice en el salmo 139:
Oh Dios,
tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
¿Ya usted pensó cuantas veces al día se sienta y se levanta?, ya meditó ¿Cuántas mañanas y noches Dios le ha regalado?, ¿Qué le parece si multiplica los 365 días del año por toda su edad?.
¿Ya usted pensó cuantas veces al día se sienta y se levanta?, ya meditó ¿Cuántas mañanas y noches Dios le ha regalado?, ¿Qué le parece si multiplica los 365 días del año por toda su edad?.
Has
entendido desde lejos mis pensamientos.
¿Ya reflexionó que
todos sus pensamientos son como una película delante de la Presencia de Dios?.
Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis
caminos te son conocidos.
¿Ha sacado alguna vez en su vida la cuenta de cuántos
pasos usted ha dado desde que empezó a caminar hasta ahora?.
Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he
aquí, oh Dios, tú la sabes toda.
Y qué decir de ¿Cuantas palabras han salido de su
boca, y de las que estuvimos a punto de decir, como dice un dicho en la “punta
de la lengua”?.
Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu
mano.
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto
es, no lo puedo comprender.
En conclusión todas éstas
estadísticas solo Dios la sabe pues se nos escapa de nuestras capacidades
humanas poderlas calcular. Sin embargo lo que si podemos hacer es:
Agradecer a
Dios por cada sentarse y levantarse pues muchos están paralíticos, postrados en
una cama y otros ya son solo polvo.
Direccionar
los pensamientos, que los dominemos y no que nos dejemos dominar por ellos,
especialmente los pensamientos que desagradan a Dios.
Enderezar
nuestros caminos, pues existen caminos que a nuestro parecer son correctos y
divertidos pero su fin conlleva a la muerte.
Retener las
palabras que van en contra de nuestro prójimo, palabras de maldiciones,
groserías, y cosas semejantes a éstas. Pues debemos pensar antes de
hablar.
Esforzarnos más
en bendecir a nuestros hermanos que criticarlos y juzgarlos.
Dejar que sea
Dios el único que nos rodee y nos tome de Su Mano. Hagamos de él cómo nuestro
Amigo Incondicional. Dependamos solo de su Gracia.
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