Cuando se habla de la madures sexual la mayoría de
las personas llegan a la terminación del desarrollo físico de los individuo en
su etapa púbica donde abandona la niñez para entrar a la transformación de su
organismo y el sistema hormonal del mismo, pero la madures sexual va mas allá
de que los adolecentes o los mismos adultos estén corporalmente preparado para
procrearse y mantener sexo a placer.
El sexo es uno de los actos facultativos más
practicados y es una necesidad natural de los seres vivos como lo es comer,
moverse o comunicarse, pero a nivel social debe ser un acto de conciencia, respeto,
responsabilidad, compromiso y no una acción instintiva como ocurre actualmente
en la población sin medir los riegos por solo satisfacer la necesidad del
momento colocando su vida en una ruleta rusa.
Los médicos recomiendan que las personas tenga sexo
por lo menos una vez por semana, estudios realizados por algunas universidades
coinciden en que las parejas que mantienen relaciones tres veces por semana
gozan de mejor salud, un auto estima más alto, niveles de estrés muy bajo y un
mejor rendimiento en las actividades sociales que realizan a diario; pero el
caso va más allá de tener una vida sexual sumamente fructífera y ser el padrote
del rebaño o la reina de la colmena, el problema de la madures sexual repercute
en una formación tergiversada de la misma que obtiene nuestros jóvenes de sus
adultos más cercanos de su crecimiento.
Los padres tienen la responsabilidad y el deber de
conversar con sus hijos sobre el sexo y sus riesgos desde una edad temprana de
forma permanente antes que personas ajenas lo hagan de una forma errónea, pero
para ello es necesario que los mismos padres maduren sexualmente para que
puedan dar un ejemplo vivo, tener moral ante los consejos y reclamos. Los
grandes índices de embarazo en adolecentes que se han demostrado se deben a que
el 80% de esa población posee mala cultura sexual por falta de una guía de un
adulto y el 69% de las persona infectadas con enfermedades venéreas se debe a
la falta de responsabilidad sexual y promiscuidad descontrolada.
Es esencial que desde el hogar, medios de
comunicación e instituciones educativas se cree una campaña permanente de
Formación Sexual para niños, adolecentes, adultos y así promover una crecimiento
sexual más responsable en donde los valores se fortalezcan desde la formación
infante y no esperar cuando ya sea muy tarde para actuar.
EL SEXO SE DISFRUTA MÁS
CUANDO ESTAMOS SEGUROS DE LO QUE HACEMOS Y CON QUIEN LO HACEMOS, USEMOS EL
CONDÓN.
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