¿Cuál
es su punto débil? Si yo pudiera oírte ahora, seguro que escucharía las más
diversas respuestas como “mi familia desestructurada”, “nunca tuve padre”, o
“mi carácter”, “una mesa llena de dulces…”.
Pero
todo eso son variantes de un mismo factor. Nuestro punto vulnerable es la falta
de equilibrio. Dios nos creó con el sentido del equilibrio, exactamente en el
oído, podría ser en cualquiera otra parte, pero lo colocó en nuestros oídos y
cuando dejamos de oír la Voz de Dios, para oír nuestra propia voluntad, nos
hacemos desequilibradas, y comenzamos a andar sin estabilidad.
Los
sensores en nuestros oídos nos dan equilibrio vertical y horizontal, y así
también funcionan nuestras relaciones: mientras estamos sensibles la Voz de
Dios, conservamos el equilibrio vertical [con Dios] y horizontal [con las
personas con las que convivimos]. Tal vez ahora sea más fácil comprender
aquella sensación de que todo se está desmoronando.
En
cuanto a la pregunta de la primera frase del texto, la respuesta es individual.
Pero es muy importante que usted responda, para sí mismo (a), y detecte, y esté
alerta, pues es la arma letal que traer el desequilibrio a su vida.
En
el caso de Sansón no era Dalila [que estaba sobrevalorada] era siempre
envolverse sentimentalmente con quien no debía. En Saúl el miedo de perder la
autoridad delante de su ejército, la esposa de Lót [sin nombre] la inclinación
por Sodoma y así tantos como tantos otros pésimos ejemplos que tenemos de
personas que terminaron destruidos por el propio desequilibrio.
Y no queremos formar parte de esa lista.
Mientras
que estemos atentas a la Voz de Dios, nuestra vida andará y avanzará en
equilibrio. Si la fe está en alza, la duda no tendrá fuerzas para usar su punto
débil. Así funciona en el mundo, en la ciencia, en la alimentación, en los
deportes, estudios, en su matrimonio, en la creación de los hijos… en fin, para
todo en la vida, el equilibrio es fundamental.
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