Meditando acerca de este hombre, Elías
fue un hombre desafiante no por lo que hablaba solamente y si por lo que
mostraba y lo más importante Quién lo respaldaba.
Elías fue un profeta de Dios que
estaba en medio de un pueblo que se encontraba en medio de dos pensamientos; un
pueblo que quería servir a dos señores, el cual no se podía o era de uno o era
otro pero no ambos.
Esos dos señores eran Dios y los
dioses Baales, asera, u otros que existían en la época.
Elías era el único profeta de
Dios que estaba enfrentando su fe delante de 450 profetas de Baales era una
guerra de vida o muerte.
Fue entonces Elías y los convoco
al Monte Carmelo y los desafió diciéndoles que el Dios que respondiera con
fuego ese sería el verdadero Dios, los profetas de Baal aceptaron la propuesta
y decidieron ofrecer un buey cada uno. Sin embargo Elías para demostrar al
verdadero Dios quiso desafiar mas, y fue que en el altar donde estaba el buey de
él para ser sacrificado le hecho 12 cantaron de agua para “complicar” que un
fuego pueda arder en ese lugar. Pero bueno veremos qué fue lo que aconteció:
Comenzaron los profetas de Baal y
clamaron por largas horas, se cortaban, brincaban, quedaban enronquecidos de
tanto clamar, se sajaban con cuchillos hasta derramar sangre para llamara la
atención de Baal y le decían: respóndenos!!!, pero nada aconteció.
Al pasar tantas horas Elías cansado
de esperar por aquel dios extraño que no respondía (aunque sabía que eso nunca
acontecería) decidió invocar a su Dios.
Dios de Abraham, de Isaac y de
Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo,
y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.
Respóndeme Dios, respóndeme, para
que conozca este pueblo que tú, oh Dios, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el
corazón de ellos.
Entonces cayó fuego de Dios y
consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua
que estaba en la zanja.
Viéndolo todo el pueblo, se postraron
y dijeron: !! El Señor es el Dios, El Señor es el Dios!.
En la actualidad muchos invocan a
otros dioses por la sanidad, por la restauración, por la paz, por alguna cosa
que tanto anhelan; pero a la verdad están pidiendo y clamando es a Baal, no al
Dios verdadero. El Dios verdadero es Jesucristo de Nazaret el Hijo de Dios que
no está en una cruz muerto ni enterrado sino que está vivo y con total
disposición y poder para ayudar y salvar a todas aquellas personas que le
invocan.
“Porque nuestro Dios es fuego consumidor.” Deuteronomio 4:23-24
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