jueves, 27 de noviembre de 2014

Reflexiones Por Viviana Berroteran: El aceite de la viuda

Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Dios; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite.
Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.
 Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite.
Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede. 2 de reyes 4:1-7.
En esta historia se observa una situación difícil de una mujer viuda, pobre y desesperada. Pero ella no quedo solo llorando el problema, sino que buscó la solución. Ella no fue a los payasos sino al dueño del circo; ella fue al profeta Eliseo y él le dijo lo que tenía que hacer por mandato de Dios.
Esta mujer creyó tanto en todo lo que el siervo de Dios le decía que obedeció sin perder detalle y fue bendecida. La vida de esta mujer cambio; pasó de ser pobre a prospera y de infeliz a ser feliz no porque tenía un dinerito que la saco de un apuro, sino que vio que el favor del Señor estaba con ella y allí ella consiguió las herramientas para vencer todas las dificultades que llegaran a su vida. Dios no es un padre que facilita las cosas, el da las instrucciones a quienes le consulta, aparte el prueba la obediencia y perseverancia de las personas y por ultimo su fe confianza en el.
Muchas personas están viviendo situaciones iguales o peores que esta mujer viuda, pero buscan la solución por sus propios medios. Dios no es un Padre que quiere ver a sus hijos pasar trabajo pero él tampoco obliga a que estos le consulten.

Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O qué hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente?… San Mateo 7:8-10. 

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