lunes, 16 de noviembre de 2015

La Calle del Ganado en Tinaquillo

En ese entonces, el ganado vacuno era trasportado a pie desde hatos y potreros hasta el centro de consumo. Venidas de lejanas tierras llanas, las puntas de ganado, avanzaban lentamente por caminos y veredas durante a veces semanas. Teniendo en ocasiones que hacer largas pausas en potreros y chiqueros para reponer las reses, de aquellas largas travesías. El paso obligado del ganado, era la calle Carabobo, convertida en parte del camino.

Los hombres de a caballo iban y venían por entre los rebaños, cantando tonadas de arreo; y los cabrestero hacían alto en las bocacalles, mientras las vacada avanzaba lentamente.

 Algunas veces,  un novillo huraño extrañaba la manada y corría en estampida por una calle lateral y entonces era digno ver a los transeúntes , buscar presurosos el refugio de un alto ventanal  o esconderse tras la puerta de alguna vivienda  o saltar alguna empalizada ; las pulperías cerraban rápidamente sus puertas ante el peligro de verse invadidos por un mañoso y fiero semental de aquellos y era todo un trajín  de emocionante empeño ver la fiera correr por el poblado, atrás el cabrestero, un hombre acaballo soga alto y las gentes que corrían a guardarse.

 Otras veces cuando la punta del ganado llegaba  frente a la trilla de café de Míster White, situada en la calle Carabobo con Páez, muchas reses solían espantarse, con el ruido de las máquinas  y volvían a repetirse las mismas escenas. Esto  dio lugar, a que en aquellos años, el General Manuel Ignacio Rodríguez donara a la municipalidad una faja de tierra que discurra por el pie de cerro al otro lado del rio, faja de tierra que pertenecía a sus posesiones y que luego fue utilizada  con esos fines para evitar el tránsito de animales por el pueblo. De todas formas, el paso de “una punta de ganado” era motivo de especial regocijo y emoción para grandes y chicos 


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